
En los institutos públicos no siempre reina la anarquía
Cuando nuestro hijo termina el colegio, nos aborda la siguiente cuestión: ¿matricularlo en un instituto público o en uno privado? Para resolver este dilema son muchos los padres que hacen una tabla de pros y contras. He aquí algunos de ellos.
En primer término, hay muchas familias que, aunque quisieran, no pueden costearse un colegio privado; por lo que no les queda más elección que inscribir a sus hijos en uno público. Pero la cosa no está tan mal como parece. Bien es cierto que a estos centros no va precisamente la creme de la creme de la sociedad, sin embargo tampoco es la “jungla”, como algunos dicen. En los colegios públicos encontramos a los mejores profesionales de la enseñanza, aquellos que han logrado su puesto de trabajo a base de esfuerzo –el que requieren unas oposiciones–. También de ella salen personas extraordinarias y excelentes estudiantes. Y es que entre los “temibles” niños de la E.S.O. (Enseñanza Secundaria Obligatoria) también se encuentran joyas. De hecho, muchos de estos alumnos, algunos de los cuales vienen de barrios obreros, son los que más valoran las cosas de la vida y, entre ellas, la enseñanza.
En segundo término, existen otras muchas familias que no quieren ni oír hablar de la enseñanza pública. Creen que sus hijos quedarán “contaminados” por los que no tienen más remedio que ir a este tipo de centros. Por eso los matriculan en colegios privados. Sin embargo, estar en uno de éstos no significa que tu hijo vaya a ser más brillante. Bien es sabido que también en los colegios privados existen alumnos que no dan un palo al agua y que se dedican a molestar a los compañeros. El caso de España no es como el de los Estados Unidos o el de Inglaterra, donde la enseñanza pública tiene unos alarmantes niveles de violencia. Aunque hayan ocurrido acontecimientos aislados de violencia escolar –muy sonados, por otra pare, en los medios de comunicación– se puede decir que en España gozamos de una educación pública más que aceptable. Bien es cierto que el fracaso escolar es desproporcionado si se compara con otros países como Finlandia. Pero como ya dije en un post anterior, hay que plantearse seriamente si el modelo educativo español, dirigido principalmente a que los alumnos de secundaria sigan sus estudios en la Universidad, es el más adecuado para una economía en la que sobran licenciados y falta mano de obra profesional.
Foto: Gonzalo Barroso
ximena rodriguez
Actualmente es normal ver que la educación se divide en pública y privada, por lo que a mi modo de ver no considero que una sea mejor que la otra, la gran diferencia se ve en los recursos que cada una maneja y puede tener a la mano; ya al momento de hablar sobre la calidad de educación que brinda estos institutos,pienso que los dos pueden dar grandes aportes y promober estudiantes integrales y de calidad, por lo que se puede decir que es el estudiante como el maestro los que hacen que la educacion sea de eficacia y de valor para los que hacemos parte de ella y no el lugar en que se aprende.